Hace 40 años, en el marco del Salón del Automóvil de Ginebra de 1980, Audi presentó el quattro, un coupé deportivo con tracción total que, con su revolucionaria tecnología, marcó un antes y un después en la automoción. Era el nacimiento de la icónica tracción quattro.
A lo largo de cuatro décadas se han comercializado más de 10,5 millones de vehículos con el sistema de tracción quattro, convirtiéndose en una de las señas de identidad de Audi. Actualmente disponible con diferentes configuraciones, este sistema de tracción a las cuatro ruedas está presente en todas las gamas de la marca, excepto en el Audi A1. A lo largo de 2019, un 45% de los clientes de la marca se decantaron por un modelo con tracción quattro.
El nacimiento del Audi quattro
La tracción a las cuatro ruedas estaba históricamente reservaba para los camiones y los todoterreno, pero a finales de los 70 los ingenieros de Audi quisieron desarrollar un sistema adaptado a los vehículos de calle de altas prestaciones, algo visto en muy escasas ocasiones en aquel momento. Así nació el Audi quattro, que empezó a comercializarse a finales de 1980. Equipado con un motor turbo de 2.2 litros y 5 cilindros, capaz de desarrollar 200 CV de potencia, también contaba con un sistema de tracción total con bloque manual del diferencial central.
Durante aquella misma década la denominación quattro se convirtió en un referente a nivel mundial, gracias a los triunfos logrados en los Grupo B del Mundial de Rallyes, tanto por el Audi quattro como por su evolución, el Audi Sport quattro. El sistema quattro fue evolucionando y a mediados de la década pasó a montar un diferencial Torsen con distribución variable del par, más eficaz que el sistema original.
Principales éxitos de la tracción Audi quattro en competición
La prohibición de los Grupo B del Mundial de Rallyes hizo que Audi, mientras empezaba a desarrollar nuevos coches de producción con tracción integral, se pusiese como reto ganar en competiciones de circuitos usando esta tecnología. Para ello creó el Audi 90 quattro, destinado al campeonato norteamericano IMSA GTO.
La berlina alemana demostró las grandes posibilidades de su tracción integral y, con un motor turbo de 5 cilindros, fue capaz de lograr la victoria en más de la mitad de las carreras en las que participó, compitiendo frente a potentísimos vehículos con motores V8, mucho más rápidos y potentes.
El idilio entre la tracción quattro y los éxitos en competición continuó en los 90. Ya con una gama de vehículos quattro perfectamente asentada en el mercado, Audi desarrolló el A4 quattro ST, un coche que se demostró imbatible en las competiciones de turismos de todo el mundo.
Solo en 1996, el Audi A4 quattro ST logró la victoria en los siete campeonatos nacionales de Superturimos en los que tomó parte.
En aquella época, además, empezaban a destacar en el mercado los modelos de la gama Audi RS dotados, por supuesto, con la tracción integral.
La última evolución del sistema de tracción quattro aplicado a la competición llegó de la mano de los prototipos diseñados para participar en las 24 Horas de Le Mans. Con un motor V6 TDI, el Audi R18 e-tron quattro equipaba un acumulador de inercia que le proporcionaba la tracción quattro durante las aceleraciones.
Sus éxitos en la prestigiosa carrera francesa cerraron una etapa irrepetible de Audi: 13 victorias de 15 participaciones en Le Mans.
El futuro de la tracción quattro
En la actualidad, Audi trabaja para que el sistema quattro sea también una referencia en materia de movilidad eléctrica. Y lo hace de la mano de la nueva gama e-tron de vehículos eléctricos. Y es que el nuevo Audi e-tron S contará con una tracción quattro con vectorización eléctrica de par, aprovechando los motores eléctricos con los que está equipado.
El Audi e-tron S y el Audi e-tron Sportback S, que junto al resto de la gama e-tron marcarán una nueva época en la movilidad sostenible, cuentan con tres motores eléctricos que, en función de las necesidades, son capaces de actuar de forma predictiva. Junto a estos motores, el nuevo sistema de tracción quattro es capaz de distribuir la potencia entre las ruedas de forma permanente y en cuestión de milisegundos.
